Morelia, Michoacán.— En una jornada marcada por la exigencia, la frustración y la dignidad comunitaria, habitantes de Arantepacua, municipio de Nahuatzen, mantienen bloqueado el Libramiento Sur de Morelia, a la altura de Casa Michoacán, para demandar al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla el cumplimiento de una promesa largamente postergada: la conclusión de un hospital en su comunidad.
Desde primeras horas del lunes, los comuneros instalaron un bloqueo sobre uno de los principales accesos viales de la capital michoacana. La razón: años de promesas incumplidas por parte de autoridades estatales para completar una obra de salud que, aseguran, ha quedado en el abandono.
Pese a la presencia de algunos funcionarios que intentaron entablar diálogo, la postura de los manifestantes ha sido firme: la única interlocución válida es con el gobernador del estado.
Durante la conferencia matutina del mandatario estatal, la tensión escaló. Los manifestantes intensificaron la protesta con detonaciones de cohetones, quema de pastizales y la toma de un camión repartidor, con el cual derribaron una reja para ingresar a Casa Michoacán, sede del Ejecutivo estatal. Las escenas generaron la movilización inmediata de cuerpos de seguridad, en un episodio que refleja el nivel de desesperación y hartazgo social.
La protesta, que ya ha provocado severas afectaciones al tránsito vehicular, no solo se mantiene en el Libramiento Sur también se ha extendido hacia la salida a Pátzcuaro, en el punto conocido como Xangari, paralizando otro eje vial clave para la capital.
El caso de Arantepacua no es nuevo. La comunidad indígena ha sido históricamente relegada por las políticas públicas estatales. Hoy, sus habitantes reclaman lo que consideran un derecho básico: acceso digno a la salud.
La movilización continúa. Y con ella, la exigencia de que la voz de una comunidad no siga siendo ignorada.