En Michoacán, la austeridad parece no haber llegado a todas las oficinas del gobierno. La recién nombrada fiscal Anticorrupción, Marisol Sánchez Zamudio, lo dejó claro al organizar un ostentoso gender reveal para anunciar que espera a una niña.
La celebración incluyó fuegos artificiales, música, banquete y todo el despliegue digno de una figura del espectáculo, no precisamente de una servidora pública encargada de combatir el uso indebido de recursos.
Pero más allá del exceso, el festejo ha reavivado cuestionamientos sobre la cercanía de Sánchez Zamudio con el fiscal general Adrián López Solís, de quien —según versiones dentro del propio sistema de justicia— goza de una relación privilegiada.
También conviene recordar que Marisol y su madre formaron parte del círculo cercano del exgobernador Silvano Aureoles, hoy prófugo de la justicia y con múltiples investigaciones en curso por presunta corrupción durante su administración.
La fiscal anticorrupción festeja con estruendo, mientras los principios de sobriedad institucional y combate real a la impunidad parecen esfumarse entre luces y fuegos de artificio.
