Lo que hasta ahora había sido un trámite relativamente sencillo para millones de adultos mayores, pronto requerirá un paso extra: entregar datos biométricos para poder acceder a la Pensión del Bienestar.
Actualmente, más de 12 millones de personas mayores de 65 años reciben 6 mil 200 pesos bimestrales a través del programa Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, mismo ha sido señalado como una estrategia clientelar para comprar el voto. Sin embargo, las reglas están cambiando.
Desde el 16 de octubre, entró en vigor la CURP biométrica, un nuevo sistema de identificación que incluirá huellas dactilares, reconocimiento facial e iris, entre otros datos personales. Esta versión digital del registro poblacional se perfila para convertirse en una suerte de documento oficial de identidad nacional, obligatorio para una amplia gama de trámites gubernamentales.
De acuerdo con el Diario Oficial de la Federación (DOF), la CURP biométrica será requisito indispensable para inscribirse en los programas sociales de la Secretaría de Bienestar, entre ellos la Pensión de Adultos Mayores.
La medida, según el gobierno, busca garantizar la autenticidad de los beneficiarios y evitar duplicidades en los padrones sociales. Pero especialistas en privacidad y derechos digitales advierten que el uso de información biométrica —especialmente en sectores vulnerables— abre la puerta a nuevos riesgos.
Además, organizaciones civiles han señalado que el requisito podría excluir a adultos mayores que no cuenten con los medios o la información suficiente para actualizar su CURP.

