¿Puede una pizza ser un preludio de guerra?
No es broma, hay una teoría que sostiene que el aumento repentino en los pedidos de pizza cerca de las oficinas del Pentágono puede ser señal de que algo importante, incluso grave, está por suceder en el tablero internacional.
La idea, hoy bautizada en redes como el “pizzómetro del Pentágono”, tiene su origen en los años noventa, cuando Frank Meeks, dueño de una franquicia de Domino´s en Whashington, notó un patrón interesante: justo antes de momentos clave para la política exterior de Estados Unidos, las entregas de pizza a oficinas gubernamentales se disparaban. Pasó con la invasión a Kuwait y durante las audiencias de destitución de Bill Clinton.
Tiene sentido. Cuando los funcionarios del Pentágono, el Departamento de Estado o la Casa Blanca se quedan trabajando hasta tarde por una emergencia, recurren a la solución más sencillas para cenar: pedir comida rápida. La pizza, por obvias razones, es una de las favoritas.
La noche del jueves, por ejemplo, se reportó una inusual actividad en las pizzerías cercanas al Pentágono. Horas después, Israel lanzó un ataque contra Irán. ¿Coincidencia?
Este pizzómetro no es una ciencia exacta, pero sí una señal de alerta informal confirmada una y otra vez. Lo que a simple vista pareciera una suerte de teoría conspirativa, es, en ocasiones, síntoma de que algo grande va a pasar.