En una sorpresiva declaración, la ex primera dama y excandidata presidencial Hillary Clinton afirmó este viernes que respaldaría la nominación de Donald Trump al Premio Nobel de la Paz, siempre y cuando logre poner fin a la guerra en Ucrania.
Las declaraciones se produjeron durante una entrevista en el podcast “Raging Moderates”, donde la excandidata demócrata fue cuestionada sobre el papel de Trump en los asuntos internacionales y su insistente ambición por ser reconocido con el presigioso galardón.
“Él quiere con toda su voluntad recibir el Nobel de la Paz…y francamente, si pudiera poner fin a esta guerra terrible…” dijo Clinton, dejando entrever que incluso los más férreos adversarios políticos pueden reconocer un acto histórico.
Pero Clinton no se quedó en la especulación. Detalló una serie de condiciones que calificó como indispensables para que se pudiera considerar la paz como “aceptable”. Entre ellas: un alto al fuego sin intercambio de territorios, la retirada total de Rusia de los territorios ocupados en Ucrania y garantías de que Moscú no amenazará la seguridad europea.
“Sin poner a Ucrania en una posición donde tenga que ceder territorio agresor”, enfatizó Clinton, en lo que parece un mensaje directo a quienes en Washington han sugerido que Ucrania debería ceder parte de su soberanía en nombre de una paz “realista”.
La declaración, que ha comenzado a circular ampliamente en medios estadounidenses, no solo deja entrever un posible reconocimiento a Trump desde el sector demócrata, sino que también marca una línea roja en el debate sobre cómo terminar la guerra: no a costa de la integridad territorial de Ucrania, no bajo presión de Estados Unidos, y no como una capitulación frente al Kremlin.
“Siu el presidente Trump fuera el arquitecto de esa paz, lo nominaría para el Nobel de la Paz, porque mi objetivo aquí no es permitir la capitulación de Putin, fomentada por los Estados Unidos”, concluyo.
La guerra en UCrania, que ha dejado miles de muertos, millones de desplazados y ha tensado al máximo la estabilidad geopolítica global, sigue siendo un tablero de juego político, incluso a miles de kilómetros de distancia.
